En este artículo analizaremos las diferencias entre contar con un director financiero contratado dentro de la empresa de manera directa, frente a tener un director financiero externo y cómo esto puede afectar a la estrategia empresarial. Teniendo en cuenta, la diversidad de retos a los que las compañías actuales tienen que enfrentarse, en ámbitos como la planificación financiera estratégica, la gestión de riesgos, así como el cumplimiento normativo o compliance.
Debido a que la mayoría de empresas, especialmente aquellas de pequeño y mediano tamaño, cuenta con recursos limitados, no todas las organizaciones tienen la capacidad de contar con un director financiero (CFO, por sus siglas en inglés) a tiempo completo. En este contexto, los servicios de un CFO externo han emergido como una solución estratégica y rentable para muchas empresas, especialmente para las pequeñas y medianas empresas (pymes) que buscan optimizar sus finanzas sin asumir los costes de un ejecutivo interno de alto nivel.
CFO es el significado de las siglas en inglés de Chief Financial Officer, es decir, el director financiero. Que se encarga de la toma de decisiones que impactan directamente en el futuro de las finanzas de la compañía y sus resultados.
Este tipo de perfil y posición se ubican en el conocido como "C-Level", es decir, nivel ejecutivo, que suele estar en rangos salariales muy elevados y que en ocasiones para pequeñas y medianas empresas o autónomos es realmente complicado de poder incorporar a sus equipos, precisamente por el elevado coste.
Las PYMEs a menudo necesitan optimizar al máximo los recursos para poder implementar estrategias de crecimiento, como vimos en los consejos de growth hacking para PYMEs. Y en este caso en concreto, la externalización, puede ser clave.
Externalizar esta posición es posible, con un modelo a tiempo parcial o acuerdos por horas a modo de consultoría. A continuación profundizamos en los detalles alrededor de la figura emergente de CFO externo, qué es y qué ventajas tiene invertir en los servicios de un CFO externo.
¿Qué es un CFO externo?
Un CFO externo es un profesional financiero, con una alta cualificación y experiencia en el ámbito de las finanzas y consultoría estratégica que desarrolla su actividad profesional con una empresa bajo un modelo de contratación flexible, ya sea por horas, proyectos o en un esquema part-time.
Es habitual que trabajen con varios proyectos de manera simultánea, así como que cuenten con la certificación CFA (Chartered Financial Analyst o Analista Financiero Certificado)
Su rol es proporcionar las mismas funciones que un CFO (director financiero) interno, como el diseño de estrategias financieras, la supervisión de presupuestos y la planificación fiscal, pero sin los costes fijos asociados a una posición permanente en la empresa. Este modelo es ideal para empresas que están en crecimiento, en fases de transición o que necesitan superar desafíos financieros específicos.
Además, como no trabajan bajo el modelo de empleados directos sino prestando servicios como profesionales independientes o bajo su propia empresa, existe un ahorro importante de cotizaciones a la seguridad social y otros conceptos, que sí hay que pagar cuando el CFO trabaja directamente dentro de la compañía.
Ventajas de invertir en los servicios de un CFO externo
Contratar un CFO externo ofrece múltiples beneficios que pueden transformar las finanzas y la estructura operativa de una empresa. Entre las principales ventajas destacan:
1. Ahorro de costes
Uno de los mayores atractivos de un CFO externo es su flexibilidad económica. Contratar un CFO a tiempo completo puede ser costoso, ya que implica no solo un salario elevado, sino también beneficios adicionales como seguros, bonificaciones y otros gastos relacionados, así como el pago de contribuciones a la seguridad social por parte de la empresa empleadora. En contraste, un CFO externo permite a las empresas pagar solo por los servicios que necesitan, optimizando así los recursos financieros. Como un profesional independiente o bien bajo una sociedad de la que es propietario o para la que trabaja, como puede ser una firma o consultora especializada en la prestación de servicios de CFOs externos.
2. Amplia experiencia con conocimiento de diferentes modelos de negocio
Los CFO externos suelen ser profesionales con una trayectoria consolidada en diferentes sectores y empresas. Esto les permite aportar una perspectiva amplia y estratégica basada en experiencias previas, teniendo una visión de negocio enriquecida, que les permite identificar fácilmente retos y soluciones. Además, están familiarizados con las mejores prácticas del mercado, lo que les permite identificar oportunidades de mejora y aportar soluciones innovadoras a los problemas financieros de la empresa.
3. Flexibilidad y adaptabilidad
Un CFO externo puede adaptarse a las necesidades específicas de la empresa, ya sea ayudando en la reestructuración financiera, guiando una ronda de financiación, evaluando fusiones o adquisiciones, o apoyando en la gestión del flujo de caja. Esta flexibilidad permite a las empresas obtener soporte financiero experto sin comprometerse a largo plazo.
4. Enfoque en el crecimiento estratégico o "growth hacking"
Más allá de las tareas operativas, un CFO externo puede desempeñar un rol crucial en la planificación estratégica de la empresa. Desde ámbitos tan diversos como por ejemplo la definición de objetivos a largo plazo hasta la identificación de oportunidades de expansión, su participación puede ayudar a la empresa a alcanzar nuevas metas y a fortalecer su posición en el mercado.
5. Gestión de riesgos optimizada
Con su experiencia, los CFO externos ayudan a mitigar riesgos financieros, desde problemas de liquidez hasta desafíos normativos, asegurando la estabilidad de la empresa en el mediano y largo plazo.
6. Agilidad en la toma de decisiones
Un CFO externo aporta claridad analítica, respaldada por datos objetivos, que permite a los líderes empresariales tomar decisiones informadas de manera eficiente.
¿Para qué tipo de empresas es ideal un CFO externo?
Los servicios de un CFO externo son especialmente valiosos para:
- Startups y empresas en crecimiento: Que necesitan experiencia financiera para obtener inversiones o administrar un rápido crecimiento.
- Pymes: que tienen la necesidad, pero carecen de los recursos suficientes para poder tener un director financiero contratado en la plantilla de la empresa.
- Empresas en transición: Que enfrentan procesos de reestructuración, adquisiciones, fusiones o cambios de liderazgo.
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